Con respecto a que Estados Unidos y las fuerzas belicistas del Sur de Corea iniciaron por fin los ejercicios bélicos de gran envergadura contra la República Popular Democrática de Corea, pese a la unánime aspiración y reclamo de los nacionales y extranjeros por la paz y la estabilidad de la Península Coreana, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la RPDC hizo pública el día primero la siguiente declaración:
Se comprueba nuevamente que sigue inalterable la política hostil de EE.UU. para obstaculizar en todos los sentidos el desarrollo pacífico de la RPDC y atropellar con las fuerzas el régimen de ella.
Los ejercicios bélicos conjuntos "Key Resolve" y "Aguilucho" resultan la prueba de guerra nuclear de EE.UU., en que se movilizan enormes medios de ataque nuclear según el plan operacional trazado para atacar preventivamente a la RPDC.
Igualmente, persiguen la meta de ocupar militarmente toda la Península Coreana para presionar al oriente del continente asiático.
EE.UU. habla tanto de las "provocaciones" de alguien.
Está claro para todos que las provocaciones provienen de esas maniobras militares que con el objetivo de hacer frente a la "situación emergente" de alguien, se desarrollan justamente cuando la sociedad internacional expresa unánimemente la seria preocupación por la situación aguda de la Península Coreana.
Ya hemos previsto que el Sur de Corea cometería provocaciones de toda índole para llevar al fracaso el diálogo y mantener la confrontación fratricida N-S. Tan pronto como tomaron el poder, las actuales autoridades surcoreanas rehusaron la reconciliación y la cooperación entre ambas partes coreanas. Por eso, tienen el cargo político de justificar su política conflictiva hasta las próximas elecciones presidenciales.
La gravedad del caso está en la postura egoísta de EE.UU. que pretende satisfacer sus intereses estratégicos aprovechando tal psicología de las autoridades surcoreanas.
Específicamente, trata de agravar la tensión de la Península Coreana instigando a las autoridades surcoreanas, y tomándolo por pretexto, quiere completar la alianza militar tripartita EE.UU.-Japón-Sur de Corea y tomar la hegemonía militar sobre esta región.
EE.UU. responde con brutales provocaciones militares a nuestra propuesta de evitar las acciones considerables como provocaciones a la contraparte y de construir la confianza mediante el diálogo y negociaciones. Sin embargo, habla absurda e hipócritamente junto con las autoridades surcoreanas de la "sinceridad" de diálogo.
Partiendo del anhelo de aliviar la tensión y preservar la paz y estabilidad en la Península Coreana, hicimos todo lo posible para abrir los diálogos necesarios sin comprometerse a las formas ni poner condiciones.
La sociedad internacional, preocupada de la escalada de tensiones en la Península Coreana y la región, apoya también nuestros esfuerzos pacifistas por el diálogo.
A contrapelo de esta corriente de la época, EE.UU. volvió a librar los ejercicios bélicos anti-RPDC de gran envergadura.
El ejército y el pueblo coreanos están muy indignados por tal conducta arbitraria de EE.UU.
Se hace inevitable la reacción física de nuestro ejército para la autodefensa y se pierde la oportunidad de diálogo y el alivio de tensión, preparada difícilmente.
EE.UU. debe responsabilizarse de todas las consecuencias de sus provocaciones militares.
Estamos listos tanto para el diálogo como para el enfrentamiento.
EE.UU. verá que si agrava las tensiones militares de la Península Coreana, perderá muchas cosas más de lo que va a ganar.
Se comprueba nuevamente que sigue inalterable la política hostil de EE.UU. para obstaculizar en todos los sentidos el desarrollo pacífico de la RPDC y atropellar con las fuerzas el régimen de ella.
Los ejercicios bélicos conjuntos "Key Resolve" y "Aguilucho" resultan la prueba de guerra nuclear de EE.UU., en que se movilizan enormes medios de ataque nuclear según el plan operacional trazado para atacar preventivamente a la RPDC.
Igualmente, persiguen la meta de ocupar militarmente toda la Península Coreana para presionar al oriente del continente asiático.
EE.UU. habla tanto de las "provocaciones" de alguien.
Está claro para todos que las provocaciones provienen de esas maniobras militares que con el objetivo de hacer frente a la "situación emergente" de alguien, se desarrollan justamente cuando la sociedad internacional expresa unánimemente la seria preocupación por la situación aguda de la Península Coreana.
Ya hemos previsto que el Sur de Corea cometería provocaciones de toda índole para llevar al fracaso el diálogo y mantener la confrontación fratricida N-S. Tan pronto como tomaron el poder, las actuales autoridades surcoreanas rehusaron la reconciliación y la cooperación entre ambas partes coreanas. Por eso, tienen el cargo político de justificar su política conflictiva hasta las próximas elecciones presidenciales.
La gravedad del caso está en la postura egoísta de EE.UU. que pretende satisfacer sus intereses estratégicos aprovechando tal psicología de las autoridades surcoreanas.
Específicamente, trata de agravar la tensión de la Península Coreana instigando a las autoridades surcoreanas, y tomándolo por pretexto, quiere completar la alianza militar tripartita EE.UU.-Japón-Sur de Corea y tomar la hegemonía militar sobre esta región.
EE.UU. responde con brutales provocaciones militares a nuestra propuesta de evitar las acciones considerables como provocaciones a la contraparte y de construir la confianza mediante el diálogo y negociaciones. Sin embargo, habla absurda e hipócritamente junto con las autoridades surcoreanas de la "sinceridad" de diálogo.
Partiendo del anhelo de aliviar la tensión y preservar la paz y estabilidad en la Península Coreana, hicimos todo lo posible para abrir los diálogos necesarios sin comprometerse a las formas ni poner condiciones.
La sociedad internacional, preocupada de la escalada de tensiones en la Península Coreana y la región, apoya también nuestros esfuerzos pacifistas por el diálogo.
A contrapelo de esta corriente de la época, EE.UU. volvió a librar los ejercicios bélicos anti-RPDC de gran envergadura.
El ejército y el pueblo coreanos están muy indignados por tal conducta arbitraria de EE.UU.
Se hace inevitable la reacción física de nuestro ejército para la autodefensa y se pierde la oportunidad de diálogo y el alivio de tensión, preparada difícilmente.
EE.UU. debe responsabilizarse de todas las consecuencias de sus provocaciones militares.
Estamos listos tanto para el diálogo como para el enfrentamiento.
EE.UU. verá que si agrava las tensiones militares de la Península Coreana, perderá muchas cosas más de lo que va a ganar.